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La política que escucha, actúa y transforma

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En un mundo donde la política parece haber perdido su esencia y la desafección ciudadana se convirtió en una constante, el Frente Renovador de la Concordia emerge como un faro de esperanza en la Tierra Colorada. Espacio político que no solo logró adaptarse a los tiempos, sino que supo y sabe representar a todos los misioneros, construyendo un puente entre las demandas de una sociedad que busca ser escuchada y las acciones concretas que fortalecen la democracia. En un contexto donde las estructuras tradicionales parecen desmoronarse, el Misionerismo se presenta como una alternativa sólida y confiable de cara a las elecciones provinciales de medio término.

Si miramos a través del prisma de Aristóteles, el Frente Renovador encarna la “amistad perfecta” descrita en su Ética a Nicómaco. Así como esta amistad se basa en la virtud y en el beneficio mutuo, este espacio construyó relaciones basadas en valores como la transparencia, la honradez y la cercanía. No se trata solo de un grupo de individuos trabajando juntos, sino de una comunidad que inspira y se perfecciona mutuamente, buscando siempre el bien común. En este sentido, no solo representa una opción política, sino un modelo de convivencia virtuosa.

Por otro lado, mientras el panorama nacional se encuentra marcado por la improvisación y el cortoplacismo, el Frente Renovador ha dado un paso firme hacia la consolidación de una propuesta programática que prioriza el desarrollo provincial y la integración territorial. Este enfoque no solo responde a las necesidades actuales, sino que proyecta un futuro de crecimiento y estabilidad para Misiones, demostrando que la política puede ser una herramienta para construir un mañana mejor.

El proceso de selección de candidatos llevado adelante por este Frente es una prueba tangible de su madurez y visión de futuro. Lejos de ser un trámite burocrático, fue un ejercicio de apertura y renovación, donde se prioriza la participación ciudadana y se fortalece la institucionalidad democrática. Lo verdaderamente destacable no radica solo en la prolijidad del procedimiento, sino en el espíritu que lo impulsa. En un escenario donde muchos partidos políticos se han convertido en estructuras herméticas, dominadas por nombres que se reciclan en una lógica de acumulación personal, el Misionerismo optó por un camino diferente. Abrió sus puertas a nuevos liderazgos, integrando referentes sociales, jóvenes, mujeres, trabajadores y profesionales que representan el entramado vivo y diverso de la comunidad misionera.

Esta pluralidad no es un mero adorno ni una estrategia superficial; es el núcleo de un proyecto político que entiende que gobernar no consiste en imponer, sino en construir consensos. En lugar de perpetuar dinámicas verticalistas, el Frente apuesta por la inclusión y el diálogo, demostrando que la política puede ser una herramienta para unir y representar a todos los sectores de la Tierra sin Mal.

La política, en su esencia, no debería ser prisionera de divisiones que solo generan estancamiento. En lugar de caer en la trampa de la polarización improductiva, este espacio político profundamente misionero, optó por enfocarse en soluciones reales y resultados palpables. Esta postura no refleja indiferencia ni falta de compromiso, sino una decisión firme de practicar una política distinta, una que busca construir puentes en lugar de profundizar grietas.

En este contexto electoral, se abre una oportunidad única para ahondar en este camino de transformación. Más allá de la elección de representantes, lo que está en juego es la reafirmación de un modelo de gestión que combina cercanía con la comunidad, planificación estratégica y liderazgo basado en la humildad. Este enfoque no solo responde a las necesidades actuales, sino que también proyecta un futuro de estabilidad y desarrollo para la provincia, consolidando una política que escucha y actúa con sensibilidad.

La renovación que impulsa este proyecto no se limita a cambiar nombres, sino que propone una transformación profunda en las prácticas, los enfoques y las relaciones políticas. En una época marcada por el escepticismo y la desconfianza hacia las instituciones, este movimiento se erige como un ejemplo de coherencia entre el discurso y la acción. Recuperar la fe en la política es posible cuando se demuestra que las palabras tienen sustancia y los compromisos se cumplen, y ese es, sin duda, uno de los mayores logros simbólicos de este espacio.

Cantos de sirena

En la mitología griega, los “cantos de sirena” simbolizan las tentaciones irresistibles que conducen a la perdición. Estas criaturas marinas, con sus voces encantadoras, atraían a los navegantes hacia las rocas, donde sus barcos naufragaban. En un sentido metafórico, esta imagen se utiliza para describir promesas o ideas que, aunque seductoras en apariencia, esconden peligros o consecuencias negativas. Es una advertencia sobre los riesgos de dejarse llevar por lo superficial sin analizar lo que hay detrás.

En el ámbito político, los “cantos de sirena” se manifiestan en discursos populistas, soluciones aparentemente fáciles para problemas complejos o promesas vacías que apelan a las emociones más inmediatas. Estas estrategias, aunque atractivas, suelen carecer de sustancia y terminan debilitando la confianza ciudadana y las instituciones democráticas. En este contexto, es fundamental que los ciudadanos evalúen no solo las palabras, sino también las trayectorias y los valores que sostienen los proyectos políticos.

Frente a este panorama, el liderazgo político que representa Carlos Rovira y el Frente Renovador de la Concordia se presenta como un ejemplo de coherencia y compromiso. En lugar de sucumbir a la polarización o a las promesas vacías, este espacio ha demostrado estar profundamente enraizado en el territorio, priorizando el bienestar de los misioneros con propuestas concretas y resultados visibles.

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EL FRUTO DE LA CONCORDIA

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De cara a las elecciones legislativas del 8 de junio, el Frente Renovador demuestra, una vez más, que la construcción política es la principal herramienta para ampliar la base de participación ciudadana y fortalecer la institucionalidad democrática. Lejos de las lógicas especulativas que marcan el pulso de agrupamientos políticos que no supieron adaptarse a los nuevos tiempos, el espacio conducido por Carlos Rovira apuesta por la apertura, la renovación y el diálogo permanente para cumplir con los designios del pueblo.

La concordia está fundada, de acuerdo a Cicerón, en la objetividad universal que representa la superación de la multiplicidad relativista.

Cuando en la sociedad existen múltiples intereses contrapuestos, es un desafío encontrar el camino de la concordia social. Nos preguntamos cuál es el principio ordenador que nos permite llegar al asentimiento de la concordia y el orden de la justicia en Cicerón. Su respuesta está en su valiosísima obra De re pública: ese asentimiento y ese principio ordenador se da en torno al fin de la república que consiste en la vida feliz y honesta de los ciudadanos.

Cicerón entendía que la concordia conducía a la unidad y la comparaba con la armonía musical que torna congruentes los sonidos diferentes en la unidad de la melodía. Para éste, ella era el más fuerte y el mejor vínculo de unión permanente en cualquier república, y tal concordia no puede conseguirse sin la ayuda de la justicia.

Platón también fundamentaba la concordia en la justicia y éste consistía como toda virtud en cierta armonía, semejante a la armonía musical. Cicerón hizo conocer a los romanos la idea estoica de que el mundo es animado de una simpatía universal y la ligazón que existe entre todos los elementos de la creación hay una aspiración común, una continuidad y una consanguinidad. Es así que queda fundamentada la relación esencial entre justicia y concordia. Estas dos son imprescindibles para la constitución de la república. La unidad política es el resultado de la concordia política y la forma de esa unidad es el orden propio de la justicia. Sin justicia el gobierno no puede ser administrado.

La concordia supone siempre corazones sanos. En efecto, los corazones de esta índole están por lo pronto de acuerdo consigo mismos y lo están recíprocamente entre sí, porque se ocupan de las mismas cosas. Las voluntades de estos espíritus rectos permanecen inquebrantables, sólo quieren las cosas justas y útiles y las desean sinceramente guiados por el interés común.

Por el contrario, entre los malos no es posible la concordia y, si reina alguna vez, es por cortos instantes; y tampoco pueden ser por mucho tiempo amigos, porque reclaman una parte exagerada en los beneficios y se desentienden rápidamente de los problemas de los demás. Dicho esto, queda claro que no con cualquiera puede edificarse la concordia.

La palabra de un vasto sector de la dirigencia política ha perdido mucha credibilidad, aunque intenten valerse de todos los recursos que tengan a su alcance para tratar de seguir convenciendo. Que un político nos diga que tiene una conducta intachable, no nos garantiza nada, debe demostrarlo. El dirigente político debe ser un ejemplo de virtudes cívicas: debe ser honrado, respetar la ley y tener una vida ejemplar. No necesitamos que sermoneen sobre la justicia, sino que la vivan; que no predicen sobre la honestidad, sino que la encarnen; que no perjudiquen a la provincia, sino que la sirvan. El pueblo misionero necesita políticos que se preocupen y defiendan sus intereses.

Platón planteaba que debía prevalecer un ambiente social no corrompido, para que los aprendizajes logrados no se desvíen. “¿No es de temer que nuestros hijos crezcan entre las estampas del vicio, como en un pasto insalubre, y que a fuerza de cortar y absorber diariamente, en pequeñas dosis, tantas yerbas venenosas, lleguen a acumular, en el fondo de su alma, una ponzoña sin antídoto? ¿No debemos, por el contrario, consagrarnos a la busca de artistas bien dotados para recuperar la expresión de lo honrado y lo bello? Así como los habitantes de un lugar sano, nuestros hijos sacarán provecho del aire que respiren; rodeados de hermosas obras, recogerán, con los ojos y con los oídos, como una brisa saludable, bien hechoras influencias; o insensiblemente, desde la edad más tierna, serán llevados a conformarse con el orden, y a amarlo, a coincidir con la belleza”, exponía en La República el célebre filósofo griego.

Ampliar la participación ciudadana

En tiempos donde la desconfianza hacia la política se ha transformado en un sentimiento generalizado de las sociedades actuales, adquieren especial valor aquellos procesos que, lejos de encerrarse en lógicas especulativas, apuestan por la apertura, la renovación y el diálogo como herramientas esenciales de la construcción política.

Si nos detenemos a observar el proceso de selección de candidatos llevado adelante por el Frente Renovador de la Concordia, podemos darnos cuenta de que no se ha reducido a un mero trámite interno. La definición de las candidaturas ha sido una muestra concreta de madurez, previsibilidad y vocación con el foco puesto en el futuro.

En un contexto en donde la realidad nacional luce signada por la improvisación y la incertidumbre propia del cortoplacismo, desde el espacio conducido por Carlos Rovira se ha dado un paso firme hacia la consolidación de una propuesta programática seria y sostenible en el tiempo, que prioriza el desarrollo de la provincial, la integración territorial y la escucha activa frente a las demandas sociales.

El Frente Renovador de la Concordia logró construir a lo largo de los años un vínculo muy fuerte con la sociedad misionera que se revalida en cada elección. Los misioneros se sienten cerca, se sienten escuchados y se sienten contenidos por un proyecto político que los abraza, con dirigentes que no tienen miedo a ensuciarse los zapatos para caminar por las picadas, los barrios y las ciudades. Esta es la única forma de conocer las demandas y las necesidades del pueblo.

En tiempos donde los partidos tradicionales siguen operando como estructuras cerradas, con nombres que se reciclan en una lógica de acumulación personal, la Renovación ha optado por abrir sus puertas a nuevos liderazgos, a referentes sociales, jóvenes profesionales y trabajadores que representan el entramado vivo de la sociedad misionera. Esa heterogeneidad en su composición no luce como algo meramente decorativo, sino que forma parte del ADN de un proyecto político que entiende que gobernar no es imponer, sino consensuar. Y para arribar a consensos, se hace necesario comprometerse y promover la concordia como valor fundamental a la hora de construir propuestas superadoras a la altura de las demandas de las sociedades de estos tiempos.

Frente a esto, el ciudadano devuelve ese compromiso cada dos años en las urnas y luego exige, como debe ser, que no haya desvíos. La sociedad eleva cada vez más la vara y frente a esas exigencias la Renovación ofrece un recambio permanente, con la incorporación de nuevas figuras con nuevas ideas, nuevas energías y un norte bien nítido que marca el camino definido: defender el interés de los misioneros, por sobre todas las cosas.

A lo largo de los años, el Frente Renovador ha demostrado que la política no debe ser rehén de las grietas y las batallas polarizantes estériles que no conducen a ninguna parte. Siempre se ha mantenido al margen, centrando su discurso en propuestas concretas que luego se han traducido en resultados visibles. Esta postura para nada implica neutralidad ni falta de compromiso, sino que se trata de una apuesta clara por una forma diferente de hacer política, priorizando el bienestar de los misioneros por sobre todas las cosas.

Representación real de la sociedad

En una reciente nota de opinión suscripta por el vice gobernador Lucas Romero Spinelli y el presidente de la Cámara de Representantes Oscar Herrera Ahuad, los jefes de campaña del Frente Renovador de la Concordia, destacan que la confección de la lista de candidatos ha surgido de un largo proceso de observación, análisis y escucha activa. “Se trata de una adecuación inteligente de la oferta política, que no sólo incorpora habilidades propias del ejercicio público, sino también saberes técnicos y trayectorias personales que enriquecen el debate legislativo”, destacaron.

Se destaca en la publicación que los nombres que elegidos no sólo encarnan la renovación generacional, sino también la idea de que la política es una construcción colectiva, donde cada historia personal puede aportar a un proyecto común.

La renovación que se propone desde el espacio no es sólo de nombres, sino de prácticas, de enfoques y de vínculos, lo que reviste un valor elevado  en una época en donde el descreimiento de la política amenaza con vaciar de sentido a la democracia representativa.

Uno de los aspectos más destacados es el papel que se le viene dando a las nuevas generaciones dentro de la Renovación. En un país donde muchos jóvenes se sienten desplazados o sin futuro, el espacio conducido por Carlos Rovira les ofrece un camino para participar, formarse, crecer y aportar.

A medida que se acerca la contienda electoral del 8 de junio, será fundamental que la sociedad misionera evalúe no solo los discursos de campaña, sino también las trayectorias, los modos de construir poder y las convicciones que sostienen a los diferentes espacios. En los últimos tiempos, la oposición misionera ha brindado un triste espectáculo marcado por las divisiones, las pujas internas y el deterioro de la imagen ante la sociedad.

De acuerdo a lo adelantado por Romero Spinelli y Herrera Ahuad, en los próximos días se conocerán nuevos nombres que continuarán ampliando la propuesta electoral del Frente Renovador de la Concordia.