Una misionera fue distinguida por su lucha contra la violencia de género

Fue madre adolescente y en Buenos Aires se enfrentó a la adversidad. Transformó sus vivencias en algo mejor. Ahora fue elegida como Abanderada de la Solidaridad


La historia de Claudia Torales (39) es de resiliencia y perseverancia. Fue criada por una tía y no tuvo una niñez fácil en su Eldorado natal. Quedó embarazada a los 16 años y debió emigrar sola a la ciudad de Buenos Aires con un hijo en su vientre y a un lugar completamente desconocido para ella, pero con la esperanza de que algo mejor estaba por venir. Aunque las cosas no fueron como las esperaba, terminó instalada en la Villa 21-24, la más grande de la Capital Federal, con un basural frente a su casa que servía de refugio para adictos y arrebatadores.Pero eso no la detuvo. Líder nata, se propuso limpiar el terreno para crear un espacio de juegos ya que sus hijos y otros niños del barrio se estaban enfermando por la acumulación de basura. Así arrancó el proyecto que terminó siendo en el barrio un centro de referencia para el acompañamiento y capacitación a niños, adolescentes y mujeres en situación de violencia de género.“Yo venía de Misiones, de lugares naturales donde no había todo eso y enfrente de mi casa se empezó a formar ese basural con desechos de hospitales. Así arranqué, primero pensando en la salud de mis hijos, que se estaban enfermando y como no podía volver a mi provincia, porque no tenía los recursos y me salía muy cara la medicación para ellos, decidí empezar a armar una actividad de juegos para los chicos con mis vecinas”, contó Claudia en diálogo con El Territorio.La idea corrió por el barrio y de un fin de semana al otro pasaron de diez a 45 chicos jugando en ese espacio ganado al abandono, donde se terminó armando una plaza limpia y saludable. Pero algunos niños empezaron a llegar con sus madres golpeadas, víctimas de violencia doméstica.“Cuando vi eso me pregunté ‘qué hago’, porque no estaba capacitada, entonces empecé a hacerlo como promotora de género. Empecé a averiguar cosas, ver qué puerta golpear y por medio de esas capacitaciones acompañé a un montón de mujeres a hacer la denuncia pero volvían a sus casas y a la semana estaban otra vez golpeadas porque no tenían un seguimiento desde la Justicia, no había otra salida porque no tenían independencia económica, dependían de la pareja”, dijo.Corría el año 2008 y su casa terminó transformándose en un taller para los niños, las madres y cualquier otro vecino que quería sumarse. Así nació El Rincón de la Familia, una asociación civil dentro de la cual funciona el proyecto Mujeres Valientes, por el cual ya pasaron 400 mujeres en las charlas y capacitaciones profesionales donde aprenden oficios para poder cortar la dependencia económica con sus parejas y abrirse camino solas.A pulmón“Todo es a pulmón y voluntario, golpeando puertas. Pedimos ayuda a otras asociaciones y hoy damos la capacitación con salida laboral y certificado incluido junto a otra fundación donde aprenden panadería, pastelería, a hacer pizzas y empanadas para que puedan emprender y se puedan empoderar”, explicó sobre las premisas del proyecto que surgió en una trasnoche con una amiga y voluntaria. “Me acuerdo que amanecimos escribiendo este proyecto”, dijo Claudia.“Yo busco que los chicos tengan un crecimiento sano y una adolescencia responsable. En el caso de las mujeres, que se sienten más empoderadas y muchas deciden aprender un oficio. Mi infancia no fue feliz y mi adolescencia muy corta. No pude terminar la secundaria y fui mamá muy joven. Toda mi historia me dio fuerzas para transformar lo vivido en algo positivo; usar la experiencia para transformar las cosas en algo mejor, a través de la empatía y el amor”, contó al explicar por qué decide mirar al otro que está a su lado y ayudar.Por toda esa labor de entrega y solidaridad, Claudia fue elegida como Abanderada de la Argentina Solidaria, distinción que entrega la Fundación Noble junto a Canal 13 y desde el 24 de octubre se abrirá la votación en www.premioabanderados.com.ar donde competirá un premio de más de un millón de pesos.“La verdad es que no sé si ganaremos el premio mayor pero estoy contenta, siento que dejé de ser invisible. Es una lucha que la hago hace catorce años resaltando a las mujeres. En la pandemia de Covid-19 rescatamos a muchas que estaban sufriendo un montón, salía a pedir ayuda a las vecinas, que se capaciten como promotoras de género y eso me ayudó un montón. Somos todas voluntarias acá y nos enseñamos, nos acompañamos y todavía no caigo porque lo vivo de manera muy normal. Pero creo que es algo lindo lo que vengo haciendo y me siento súper orgullosa. Primero por venir de un lugar bastante humilde”, sostuvo sobre cómo vive la distinción.Así, la tierra colorada siempre vuelve a su memoria y pensamientos. “Mis hijos que nacieron acá sueñan con ir a vivir allá. Pero creo que si vuelvo y cierro estas puertas le voy a cerrar las oportunidades a mucha gente. Aunque si gano el premio me encantaría poder replicar esto en Misiones, porque siento que estoy en deuda con mi provincia y no me olvido de mis raíces”, finalizó.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *