La crisis humanitaria en torno a la guerra en Ucrania no deja de crecer y las amenazas del presidente ruso Vladímir Putin alarman a toda Europa y a buena parte del mundo. El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, afirmó ayer viernes que, desde hace un año, cuando Rusia comenzó con la invasión, “la vida es un infierno para los ucranianos”.
Los frío números del conflicto respaldan los dichos del portugués que dirige el organismo internacional. Según la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, la cifra de civiles fallecidos superó la barrera de los 8.000, entre los que se cuentan al menos 487 niñas y niños. También indica que hubo 13.287 heridos entre la población no militar, 954 menores de edad. Un 40 % de las víctimas cuyo sexo se conoce fueron mujeres.
El 90 % de los fallecidos y heridos civiles han sido víctimas de armas explosivas de amplio impacto (tales como misiles), en su mayoría en ataques a zonas pobladas, con al menos 6.585 muertes y 12.635 heridos. El estudio de la oficina de Naciones Unidas aclara que el 84 % de esos incidentes se produjeron en zonas controladas por el Gobierno ucraniano y un 15 % en territorio ocupado por las fuerzas rusas.
El estudio reconoce que el número real de muertos y heridos podría ser mucho mayor ya que no hay datos completos de las localidades duramente golpeadas por el conflicto como Mariúpol, Lisichansk, Popasna o Severodonetsk, entre otras. Además, hay poca información sobre las víctimas en las zonas ocupadas.
Por eso, el austriaco Volker Türk, jefe del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, reconoció que los datos del informe “son sólo la punta del iceberg en una guerra cuyo coste en los civiles es insoportable”. Otro sondeo reciente indicaba que el 17% de los ucranianos había perdido a un ser querido en la guerra. ¿Cómo se puede dimensionar la muerte una sola persona? ¿Cómo se puede mensurar más de 8.000 muertes?
Las muertes de las que no se quiere hablar
A un año de la guerra, lo más complejo es conseguir información real sobre las bajas y los heridos de militares y de las fuerzas de seguridad. La información que suministran al respecto los ministerios de Defensa de ambos países no resulta confiable. Es lógico, ninguno de los dos bandos quiere hablar de las pérdidas en sus propias filas.
Según el servicio en ruso de la cadena de televisión británica BBC y el medio independiente Mediazona, más de 15.000 soldados rusos fallecieron en Ucrania en los últimos doce meses. Oficialmente, Rusia reconoce menos de 6.000 y a regañadientes. Si el Kremlin llegara a confirmar esos datos periodísticos, estaría reconociendo que tuvieron más bajas en el territorio ucraniano que durante los nueve años que duró la invasión rusa en Afganistán.
Al Gobierno de Volodímir Zelenski tampoco le gusta dar detalles sobre sus bajas y heridos, el presidente trata de que la guerra no desanime a los ucranianos. Mientras tanto es imposible no ver el aumento de entierros de militares y la cantidad de soldados mutilados que llegan a Kiev.