A poco más de un mes del accidente que se cobró la vida de Luis Bojcho, los tutores piden saber qué sucedió y cuáles serían las medidas para cuidar a los demás chicos
La comunidad de Apóstoles sigue conmocionada por la muerte del adolescente Luis Bojcho luego del accidente que sufrió dentro de la Epet N° 5 mientras intentaba armar una chancha para la Estudiantina local. A poco más de un mes de aquel acontecimiento, tanto los padres del chico como de los demás estudiantes siguen esperando respuestas y explicaciones respecto a lo sucedido.Es por ello que tras agotar todas las vías habituales de comunicación con los directivos y responsables del colegio, un grupo de padres se autoconvocó pacíficamente ayer frente a las puertas de la institución para mostrar su disconformidad y presentar una nota firmada por ellos en la que pedían esclarecimiento de lo acontecido en torno al accidente.Asimismo solicitaron que se cuide la salud mental de los estudiantes, puesto que desde entonces no les permiten ir al baño en horas de clase ni tomar agua, tampoco permanecer dentro del establecimiento a los chicos que viven en barrios alejados o llegan desde localidades cercanas y tienen que cursar el taller por la tarde. Ya tampoco les dejan retirarse antes de la hora de salida para poder llegar a tiempo a tomar el colectivo y volver a sus casas.La convocatoria fue a las 11.30 y una docena de padres y madres se hizo presente, pero tras firmar la nota y debatir entre ellos las cuestiones referidas a sus inquietudes, ningún responsable de la escuela les recibió la nota y pasadas las 12 se cerraron las puertas. Por ello insistirán en los próximos días.“Lo único que pido es seguridad y que nos garanticen que nuestros hijos cuando entren a taller van a estar bien, que tengan un supervisor que les esté observando. Que cuiden a nuestros chicos porque es para eso que están en la escuela, vienen a estudiar, a aprender y no para entrar con miedo”, expresó a El Territorio Paola Grabovieski, mamá de un chico de 14 años, que acude a esa escuela técnica.“Pedimos nada más una reunión, que nos digan cuáles van a ser los cambios, las nuevas medidas y así los padres podemos estar tranquilos y no tengamos miedo cuando les mandamos al taller”, agregó la mujer, que además puntualizó que hasta el momento no tuvieron ninguna reunión informativa y tras la muerte de Luis Bojcho continuó con sus actividades como si nada.Paola recordó que hace dos semanas habían presentado una nota que hicieron con el asesoramiento de una abogada y no obtuvieron respuestas, “por eso se convocó a esta marcha, para pedir que nos esclarezcan las cosas, si nos ponemos de acuerdo entre ambas partes podemos sacar adelante a los chicos”.A raíz de todo eso, evalúa cambiar a su hijo de escuela ante la incertidumbre de no saber qué sucede puertas adentro.“A él le encanta venir a la escuela y no quiere. El padre de mi hijo venía acá, pero cuenta que era totalmente otra cosa: cuando entraban al taller no les dejaban entrar con pantalón común, sin borcegos, ahora vienen de zapatilla, así nomás, y nadie les dice nada”, dijo.A pesar del paro del transporte de las líneas de corta y media distancia en la provincia, los padres y madres llegaron a hacer el apoyo a la familia de Luis en el pedido de justicia, aunque por este impedimento y por cuestiones de trabajo unos doce se hicieron presentes.Martín Rojas es padre de una alumna que cursa el último año en esa secundaria y a diario llega a la Capital Nacional de la Yerba Mate desde Azara para poder estudiar. El hombre, uno de los principales impulsores de la concentración de ayer, viajó en remís desde la pequeña localidad para pedir por la seguridad de su hija mayor.“Nuestro reclamo es genuino, no es político y no venimos a pedir la cabeza de nadie, pero acá pasó algo grave, murió un chico y cuando uno está al frente de la institución, sabe que tiene responsabilidades”, dijo Rojas con énfasis.Vecino de la familia Bojcho, se mostró muy consternado por la tragedia que los enlutó y por eso mismo, sostuvo, pide que las cosas cambien.Martín, compartió el itinerario de su hija: “Ella se levanta a las 5.30 todos los días, toma el cole a las 6.15, camina un kilómetro hasta la escuela porque el colectivo le deja en la entrada de Apóstoles. Se queda hasta el mediodía y trae su comida que se cocina a la noche; antes comía en la escuela, ahora en la plaza o en la terminal, porque ya no le dejan quedarse. Pasa lo mismo con otros chicos que vienen de Azara o barrios más lejanos, porque por la tarde tienen taller”.Y añadió: “A las 6 de la tarde tiene un colectivo para volver, pero tampoco le dejan ahora salir un rato antes, entonces tiene que esperar hasta las 20.40 para volver a casa”.La responsabilidad es de todosCristina Ris es madre y docente. Su hijo compartía curso con Luis, es decir, eran compañeros y compartían el día a día.“Ellos no dimensionan la realidad, pero vemos que hay inseguridad, que después del accidente les hicieron sentir que ellos eran responsables. Todo lo que sé, lo sé por mi hijo, no por las autoridades, porque no nos mandaron una nota, no hicieron una reunión”, señaló.Cristina consideró que todos -padres, comunidad, autoridades educativas-, son responsables de lo sucedido “porque las irregularidades se sabían, se veían, pero parece que tienen que pasar cosas. Que esto sirva para que se den cuenta que hay que cambiar la forma de trabajar”.“Pedimos que nos informen, trabajen con responsabilidad y los padres ayudamos. Pero ante el silencio no hay otra cosa que hacer el reclamo, hicimos una nota tranquila sin ánimos de nada”, acotó.Y finalizó: “Después del fallecimiento de Luis, los chicos fueron al velorio, vieron el sufrimiento de la familia, de los compañeros que lloraban, no es fácil para un adolescente ver a su compañero en un cajón”.