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La salud mental, un aspecto clave durante el embarazo y el vínculo entre la madre y el bebé

Es notable que la maternidad fue adquiriendo diferentes sentidos en el transcurrir de la historia. Con disímiles prácticas y concepciones, pero acordes a la realidad de ese tiempo, se ha destacado siempre como algo especial y fascinante. Sin embargo, sabemos que no es tan sencillo.

Los diferentes momentos en el proceso que dará surgimiento en esa mujer a una “madre”: es decir, el período de gestación, el parto y el puerperio, son hechos que demandarán de la futura madre una enorme cantidad de energías física, psíquica y emocional.

Llevar adelante el desarrollo de un embarazo, el momento del parto, los cuidados de crianza, requieren de un grado considerable de postergación del propio bienestar de la madre, sobre todo, para ser destinado al bebé ya nacido. Es en este contexto que pueden desencadenarse situaciones en las cuales la salud mental de la madre se vea amenazada o deteriorada.

Por ello, desde 2016, se estableció que en mayo se conmemoraría el Día Mundial de la Salud Materna, con el objetivo de generar un espacio de conciencia a la sociedad en general y a las mujeres en particular, acerca de la importancia de buscar ayuda y la asistencia adecuada.

Por qué es importante la salud mental materna

La maternidad es un proceso en el que intervienen componentes de orden biológico y también psíquicos, que se inicia con la concepción y vida intrauterina del bebé, no pudiendo dejar de considerar el hecho que este recorrido de “volverse madre” implica para la mujer una serie de cambios. Acontecimientos que requieren adaptaciones y modificaciones, las cuales pueden ser vividas como dificultades y harán que el convertirse en madre acarree una serie de sufrimientos.

Desde la concepción, ya este hijo o hija es pensado e imaginado por la madre en una relación emocional: la materno-fetal, que hará de continente a las expectativas de la espera, al crecimiento y al posterior abordaje de un hecho fundamental del proceso: el parto. Es frecuente escuchar el relato animado de una mujer acerca de la experiencia del parto, sobre todo si es el primero. Relatos algunos anecdóticos, otros simpáticos y otros un tanto estremecedores, pero de manera unánime, dejan entrever lo importante que es este momento inédito en la vida de la mujer.

El nacimiento de un hijo en tiempos de postpandemia

Desde la observación psicodinámica, la maternidad es un momento especial, la gestante experimenta cierta “regresión” emocional, se torna más dependiente, sensible, sus emociones son más intensas, pudiendo emerger ansiedades, temores, angustias y preocupaciones. La llegada de este hijo implicará para la mujer, además de cambios en la forma de relacionarse y concebir la vida, un descentramiento de su persona como objeto de cuidado y atención.

Donald Winnicott, psiquiatra y psicoanalista, lo conceptualizó en términos de “Preocupación Maternal Primaria” (1956): es un estado mental de fusión “simbiótica” que permitirá a esa madre comprender y relacionarse de manera eficaz con su bebe.

De este modo a la maternidad en tanto hecho biológico, se incorpora el maternaje, componente necesario que se construye en ese proceso y que implica un plus: el amor, la devoción por el hijo y el cuidado que le brinda la madre a su bebé. Momento muy importante para la salud mental materna y perinatal, ya que el establecimiento de esta primera conexión emocional será la que determinará el desarrollo sano de la dupla madre-hijo.

En la práctica actual y en estos tiempos postpandémicos, asistimos a una serie de cambios realizados en los centros de salud, tanto en el modo de vinculación con la madre como en el abordaje del momento del parto.

En un contexto atípico, y como corolario del aislamiento, el miedo al contagio y la inestabilidad vivida durante la pandemia por COVID-19, las instituciones sanitarias han implementado medidas de control en los procedimientos obstétricos que podrían tener consecuencias en la salud mental de la madre, aumentar el riesgo a sufrir violencia obstétrica y verse afectado el vínculo temprano madre-bebé. Esto último se ve reflejado en la observación de dificultades en la lactancia temprana, en el establecimiento del contacto piel a piel y en la imposibilidad de promover una separación nula de la diada madre-hijo.

Es así como nos enfrentamos a una amplia variedad de trastornos postparto que se han convertido en la actualidad en un desafío para la habilidad diagnóstica de los profesionales de la salud mental. Resultados de sondeos estadísticos evidencian un aumento del sentimiento de soledad, de perdida, con un acrecentamiento de angustia y ansiedad para las mujeres, manifestándose con cambios y alteraciones en el estado de ánimo y del humor, acompañado con sentimientos de desesperanza.

Una guía publicada por la OMS

A propósito de esto, la OMS (Organización Mundial para la Salud) publicó una guía de procedimientos a tener en cuenta:

  • Promover la atención de las necesidades psicológicas de la madre durante el embarazo.
  • Evitar intervenciones innecesarias al momento del parto.
  • Procurar un ambiente cálido y seguro.
  • Facilitar el vínculo temprano a través del contacto piel a piel, evitando la separación de la madre y el recién nacido.

En consecuencia, se está prestando particular atención a la Psiquiatría de la Maternidad y Perinatal, con la formación de equipos interdisciplinarios que permitan un abordaje integral y eficaz de este tipo de trastornos.

Sin dudas que la llegada del hijo será un momento único, de transformación física, psíquica y emocional en la mujer. Será el comienzo de un nuevo espacio de construcción de identidad, como producto de una historia que le antecede, un presente que la enmarca y un fluir a lo que ser madre implica.

Por ello, la Salud Mental Materna es igualmente importante que el cuidado físico durante el embarazo, parto y postparto. Es preciso buscar ayuda médica y terapéutica para un desarrollo psicológico sano, siendo de fundamental importancia tomar conciencia de la importancia de promover, asistir y dar sostén de manera eficaz a la salud mental de la mujer que está esperando un hijo, favoreciendo en consecuencia, a la vida de la familia y su proyección en las generaciones futuras.

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