El estudio conjunto de un equipo internacional, integrado por dos grupos de científicos, uno británico y otro estadounidense dan a conocer los patrones de deshielo según la topografía de la zona y describen cómo influyen las interacciones entre el hielo y el océano.
Un potencial colapso del glaciar Thwaites podría elevar el nivel del mar en una magnitud que tendría consecuencias en poblaciones costeras de Europa y del mundo, informó la agencia Sinc.
El oceanógrafo, Peter Davis, del British Antarctic Survey (BAS), y uno de los autores del trabajo, explicó que «el glaciar Thwaites, en la Antártida occidental, está enterrado bajo el nivel del mar, en un lecho rocoso que se profundiza tierra adentro y, por tanto, sometido al riesgo potencial de sufrir un colapso rápido e irreversible».
Según el científico que lideró el equipo británico, «necesitamos comprender los procesos que están impulsando el retroceso de este glaciar para poder predecir con precisión el ritmo y la medida de incremento futuros del nivel del mar».
El glaciar Thwaites constituye uno de los sistemas de hielo y océano que se transforma a mayor velocidad.
En efecto, la parte en que el glaciar conecta con la tierra, en el lecho marino, se separó unos 14 kilómetros desde finales de la década de 1990.
«El deshielo en la línea que se acopla con la tierra, debajo de la plataforma sólida (en la extensión flotante del glaciar), es un proceso clave que controla la contribución de los glaciares al futuro aumento del nivel del mar», argumentó Davis.
Fue en esa zona de frontera del glaciar con el fondo submarino donde el equipo MELT Project realizó las observaciones, más precisamente, debajo de la plataforma de hielo oriental del Thwaites con el fin de comprender cómo interactúa la capa helada con el océano en ese sector crítico.
Allí, los científicos constataron que, si bien hay una disolución inferior a la esperada debajo de gran parte de la plataforma, el hielo se diluye más rápidamente en grietas y hendiduras, por lo que el glaciar sigue retrayéndose.
Los resultados muestran que la tasa actual de deshielo es más lenta de lo que estiman actualmente muchos modelos informáticos.
El científico destacó que «estas complejas interacciones hielo-océano no están actualmente incorporadas en los modelos climáticos, lo que aumenta nuestra incertidumbre en las proyecciones futuras del nivel del mar».
A finales de 2019, los científicos del BAS tomaron medidas en el océano a través de un pozo de 600 metros de profundidad a dos kilómetros de la línea de conexión a tierra, gracias a un taladro de agua caliente.
Estas se compararon con las observaciones de las tasas de deshielo tomadas en otros cinco sitios, debajo de la plataforma.
En un período que duró unos nueve meses, pudieron comprobar que en ese sector el agua de mar se volvía más cálida y presentaba mayor concentración salina, pero la base del hielo se había derretido en promedio, entre 2 y 5 metros por año (una cifra menor a la prevista en el modelo anterior).
Sobre estos hallazgos, el autor señala que los resultados fueron «una sorpresa» y, sin embargo, el glaciar todavía está «en problemas».
Si una plataforma de hielo y un glaciar «están en equilibrio», el hielo del continente compensará lo que se funde o se desprende.
Sin embargo, los científicos encontraron que, pese a que el deshielo va a un ritmo menor al estimado, «todavía hay un retroceso rápido del glaciar», lo que les hace pronosticar que «no se necesita mucho para desequilibrarlo», indicaron.