Con Nonpalidece y Natiruts como fuertes apuestas, los ritmos de paz, amor y buena vibra se apoderaron de la costa posadeña dejando una estela de esperanza para nuevos espectáculos de este calibre
Paz, amor, naturaleza, resonaron en las mentes de todos los que llenaron de reggae el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. El ambiente perduró horas después de concluir el concierto, con el público tarareando y entonando himnos de buenas vibras por las calles posadeñas.‘‘Voy a tratar de hablar en portuñol porque estoy en Argentina y mi compromiso es hablar el idioma del país.Quería agradecer a los artistas que pasaron por este escenario, es un honor estar junto a estos artistas tan increíbles’’, arrancó diciendo Alexandre Carlo, el frontman de Natiruts, plasmando la humildad que lo caracteriza y la empatía que logra en el espectador.Siempre alentando a la buena onda, cada uno de los integrantes de esta big band brasileña mostraron su virtuosismo y en la reverencia final el saludo dejó pendiente el volvernos a encontrar en estas tierras de aires fronterizos que hermanan.Si bien el recital debió cambiar de locación por problemas organizativos y muchos fanáticos manifestaron su repudio en redes sociales, en la realidad práctica pocos fueron los que decidieron devolver las entradas y finalmente el anfiteatro se vio estallado, como pocas veces, ya que además de las gradas, había toda una explanada preferencial frente al escenario, para quienes obtuvieron tickets al precio más elevado.Así, cerveza o mate en mano, el ambiente festivalero supo colarse en el espacio y más allá de prestar atención a los músicos, la gente también aprovechó para encontrarse con amigos, familia y disfrutar un buen momento.
Al detallar como se inspiró para crear Glamour tropical (Rio em dias de paz), Alexandre volvió a apelar a la afinidad y alegó ‘‘Hice este tema en la playa de Río de Janeiro, que tiene una puesta del sol tan linda como acá en Posadas’’.
Como perlitas que tiene realizar un show privado en un espacio cuasi público abierto, algunos privilegiados apostaron a ver o escuchar, al menos, desde las aguas. Anclados en sus lanchas tuvieron de fondo el sonido perfecto para una noche de río. De la misma manera, aunque al principio la Policía buscó evitar que la gente de afuera se acercara, la multitud ganó la batalla y muchos se agolparon en la entrada y todo el derredor del anfiteatro, moviéndose al son de Natiruts.En modo camping, el Parque Paraguayo y la costa también fueron puntos cercanos que ‘pispearon’ el line up del evento.
‘‘Me gustaría celebrar este momento con ustedes, recordando que nosotros somos privilegiados’’, puntualizó Alexandre en una de sus reflexiones de la noche. ‘‘Estamos acá, tomando una cervecita y escuchando una música… entonces les pido que enviemos buenas vibras a todos los que sufren depresión o están pasando algo malo en este momento en el mundo’’, alentó. El público respondió su pedido y a modo de intervención espiritual, levantó los brazos para pensar en positivo y mandar buenas energías al universo.De antemano, el vocalista había ahondado en el término good vibrations, tan utilizado en reggae, y explicó que muchas personas acuden a su música como aliciente, especialmente tras el estallido del coronavirus.
Canciones de toda su discografía se celebraron en las casi dos horas de prsentación. Si las coristas Izabella Rocha y Ludmila Mazzucatti pusieron piel de gallina al entonar himnos de amor, el baterista Lucas Pimentel que se dispuso a cantar I love y el percusionista Denny Conceição que dejó todo en escena, fueron otros de los músicos más ovacionados. La calidez como marca regitrada fidelizó mucho más que al público asiduo y no sólo debe ser parte del éxito de la banda, sino que augura una nueva vuelta triunfal de los brasileros a este suelo, siempre cercano.Una previa de lujoEn coincidencia, la previa estuvo plasmada de mensajes positivos. ‘‘La música es más linda cuando se comparte. En minutos Natiruts en ‘el Anfi’ llenando de amor la sala’’, anunciaba Néstor Ramljak, el vocalista de Nonpalidece.
La reconocida banda argentina ofreció un espectáculo de calibre internacional y cercano, de una hora y media que hizo bailar a la luz del atardecer y la luna a un anfiteatro que se iba colmando entrada la noche de sábado.
Previo a Nonpa, promediando una tarde ideal para estar a la vera del río, las chicas de Paranaguá levantaron la energía con la polenta que las caracteriza, Santiago Aysine se nutrió de amigos para hacer música y la sorpresa del vecino Paraguay Altamirano también se llevó las primeras aclamaciones.“¿Viste cuando ves a un amigo y llega un momento en el que ya compartiste y tenés que decir ‘me tengo que ir’ ? bueno… ¿es como ‘me tengo que ir’ o seguís disfrutando de esa compañía?” preguntó Néstor y al obtener eufórica respuesta, refirió, “entendieron todo”.Es que el momento de goce buscaba eternizarse en el anfireggae. Y tras unas horas a puro saltito y balanceo, la energía dejó una huella, palpable en el aire, con la esperanza marcada de un ‘nos volveremos a ver’. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de El Territorio (@elterritoriooficial)