Una de las principales características del mundo actual es el cambio constante. Las sociedades han alcanzadoniveles nunca antes visto de complejidad y dinamismo. Marcado por la incertidumbre y el caos permanente, el desarrollo en estos tiempos se encuentra constantemente condicionado.
Zygmunt Bauman, uno de los pensadores más influyentes de nuestra era, definió a la sociedad posmoderna como una “sociedad líquida”.
El análisis de la historia permite advertir que la sociedad moderna en sus albores era sólida, predecible, estable. Las personas tenían la posibilidad de proyectar toda su vida ya desde la adolescencia porque las instituciones pilares de la época eran totalmente permanentes: la economía, las relaciones, el trabajo. Se podía pensar en pasar una vida tranquila, en familia y sin sobresaltos, totalmente planificable a mediano y largo plazo.
Con el paso del tiempo, esta sociedad sólida y estable se fue debilitando a medida que ciertas instituciones comenzaron a perder peso en la vida de la población por la falta de credibilidad, produciendo que el individuo ya no tuviese puntos de referencia fuertes y confiables, haciendo que caiga en una gran inestabilidad.
Esta nueva sociedad, en la que los cambios suceden rápidamente y vienen acompañados de gran incertidumbre, definida por Bauman como “sociedad líquida”, quien toma esta metáfora de la ciencia, donde los líquidos “no conservan fácilmente su forma, ni se fijan al espacio, ni se atan al tiempo”. Por el contrario, los sólidos “tienen una clara dimensión espacial, pero neutralizan el impacto del tiempo, volviéndolo irrelevante”.
La concepción baumaneana también advierte cambios significativos en el liderazgo, las personas buscan líderes empáticos, inspiradores, que los motiven a ser mejores y que los alienten a alcanzar sus metas.
En virtud de lo dicho anteriormente, es menester detenernos en el análisis del liderazgo estratégico cuyo poder transformador es innegable. El líder estratégico tiene la capacidad de organizar un equipo, gestionar los procesos de manera efectiva, adaptarse a los cambios constantes del mundo actual y manejar a la perfección una estructura organizativa que le permitirá alcanzar de forma satisfactoria todos los objetivos propuestos. El líder estratégico se destaca por formular en primer término un análisis del escenario para diseñar posteriormente los objetivos a seguir y luego delimitar un plan de acción que, siguiendo determinadas pautas, le permitirá ir sorteando los diferentes escollos y alcanzar resultados satisfactorios en un mundo en donde predominan los escenarios complejos y turbulentos.