Desde este lunes, la Casa de la Moneda dejará de imprimir billetes por orden del Banco Central y está al borde de cerrar.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) tomó la decisión de cancelar los contratos vigentes con la Casa de Moneda para la impresión de billetes de 1.000 y 2.000 pesos. La medida responde tanto a la falta de cumplimiento en los plazos de entrega como a la baja necesidad de estos billetes debido al efecto de la inflación.
De esta manera, fuentes oficiales informaron que los billetes de menor denominación dejarán de imprimirse. La producción estatal no logró cumplir con los tiempos estipulados, y el exceso de billetes en circulación refuerza la decisión del BCRA de interrumpir la impresión de estas denominaciones.
Cese de actividades en la Casa de la Moneda
En su lugar, el Banco Central priorizará la impresión y circulación de billetes de denominaciones más altas, como los de 10.000 y 20.000 pesos, para cubrir las necesidades de efectivo en el país.
Por otra parte, la Casa de Moneda enfrenta una casi inactividad total, que podría desembocar en su cierre, una medida ya anticipada por el gobierno en semanas anteriores.
Incluso, el personal de la institución recibió la instrucción de iniciar vacaciones obligatorias en caso de no tener actividades asignadas, según un comunicado interno de la dirección. “Se procederá a detener a partir de hoy a las 22.00 hs. todos los procesos productivos referentes a la fabricación de billetes”, indicaron desde el organismo.
Una reunión clave para determinar el futuro de la entidad
En este sentido, la decisión del BCRA se ratificó en una reunión de Directorio el pasado viernes, donde se discutieron las causas de esta interrupción. La primera razón, explicaron, es el “incumplimiento total” del cronograma de entrega de billetes por parte de Casa de Moneda, correspondiente a tres contratos firmados en 2021, 2022 y 2023.
Asimismo, la segunda causa es el elevado costo que representa la impresión local, ya que la Casa de Moneda cobra casi el doble en comparación con los valores de producción en el exterior. Actualmente, el BCRA ha realizado pagos de hasta un 45% en estos contratos, cuyos plazos no fueron respetados.
En otro orden, la inflación y la falta de circulación de los billetes de bajo valor también motivaron la decisión. Muchos bancos grandes acumulan billetes de 1.000 pesos que el BCRA no está dispuesto a recibir, llevando a que alquilen depósitos para almacenarlos, ya que el sistema financiero no los considera útiles. En el sector, estos depósitos fuera de sucursales se apodan irónicamente “sarcófagos”, y acumulan billetes en mal estado y sin circulación efectiva.
Con este contexto, se pone en evidencia el colapso de Casa de Moneda en su función primaria de imprimir billetes, sumado a la ineficiencia en tareas adicionales como la producción de chapas para automóviles y motos.
Además, sus problemas financieros y tecnológicos impidieron que participara en la reciente licitación para imprimir billetes de 20.000 pesos, un contrato que finalmente fue adjudicado a empresas chinas. Así, el Gobierno concluye que la imprenta estatal ya no es indispensable para el país.